He deseado olvidar el viejo barrio donde viví, no
porque lo odie, sino porque odio no poder vivir más en él. Nadie engaña al corazón
con ejercicios de olvido, así que el muy testarudo, en acto de rebeldía, me
lleva de vuelta a recorrerlo cuando estoy dormida. Y es así que
en sueños, me pierdo en sus calles, recorro sus parques y vuelvo a encontrarme
en cada esquina a la niña de cabellos rubios que fui. He deseado olvidar el
viejo barrio donde crecí, pero en el exilio
se ha exacerbado el recuerdo y se ha disuelto mi capacidad para olvidar.
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