Inspirado en Pioneer Square, Seattle.
La gaviota blanca,
alas extendidas, vuela haciendo círculos sobre la avenida.
Abajo en los
rieles, la mirada fija, la muchacha rubia, espera el tranvía.
Los dedos del
viento mecen las bombillas. Tristes orbes blancas de luces fundidas.
Pérgola de acero
que guarda la esquina, cristales lodosos, que nada iluminan.
Resistió el
incendio, ahí se quedó erguida. Testigo callado de antiguas cenizas.
Sobre el muro
viejo de piedras pulidas, hacen el amor hiedras atrevidas.
Bajo las baldosas,
oculto y secreto, hay un laberinto torcido y estrecho.
Pasos van y vienen
por sobre los huecos de vidrios redondos que cubren el suelo.
Ya viene la nube
con su lluvia fina a opacar el cielo que mira esta esquina.
La muchacha rubia
observa la vida, mientras por la tarde, espera el tranvía.